EVOLUCIÓN



Nadie se dio cuenta de la desaparición de las moscas...
Ni siquiera extrañaron su zumbido alrededor de la comida. Incluso, algunos, notaron el alivio de no tenerlas libándoles los ojos. Tampoco a nadie le preocupó que los cadáveres dejasen de criar gusanos ni su tardanza en corromperse hasta que un olor dulzón, ese olor, denso y persistente, se coló por las ventanas cerradas.

Sí, las moscas se habían ido a la mierda...
Y por fin  la humanidad fue consciente de su ausencia.

Cuando comenzaron los huracanes apenas nadie le dio importancia, enredados, como estaban,  en el tema de las moscas .Tan solo eran  tormentas tropicales venidas a más..
Científicos, científicas, periodistas, biólogos, biólogas, gobernantes, el vecino del 7ºA ( un orondo señor callado que jamás se complicaba hablando), opinaban sobre el flygate, discutían y organizaban manifestaciones en pro o en contra . Se publicaron millones de noticias a diario. Las redes sociales bulleron identificando culpables, exonerando inocentes,  mientras a medio planeta se lo llevaba el viento.

Aunque en los pocos resquicios donde habitaba el silencio, nadie dejaba de observar el cielo, cruzando los dedos... Deseando la calma.

Entonces fue la tierra a la que le dió por agitarse, por escupir fuego. Y lo hizo con tanta vehemencia que ya  nadie quedó ; como si de verdad existiese  un dios que hubiese decidido volver a empezar de cero...

Y las moscas regresaron.


Eugenia Soto Alejandre





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